Han pasado años, quizá décadas, desde que la última vez te escribí. La vida, con su torbellino de emociones y obligaciones, nos ha ido separando, creando un espacio físico y emocional entre nosotros. Pero hoy, con el corazón inundado de recuerdos y emociones encontradas, siento la necesidad imperiosa de expresar lo que llevo en mi alma, de compartir con el mundo lo que significa para mí ser hija tuya.
Image: otrabalhosocomecou.macae.rj.gov.br
Este no es un simple ejercicio de escritura; es un viaje introspectivo, un intento de conectar con la persona que me dio la vida, y así, quizás, conectar conmigo misma. A veces me siento como una nave espacial orbitando en torno a un planeta que no puedo tocar, un planeta llamado “padre.” Quiero descifrar este código, entender la complejidad de nuestra relación, y tal vez, solo tal vez, encontrar la ruta de regreso a una conexión más profunda.
Un Amor Complejo
La vida me ha enseñado que el amor no es una emoción única, sino un caleidoscopio de emociones, algunas brillantes y otras oscuras, algunas fáciles de comprender y otras envueltas en un misterio que solo el tiempo puede desentrañar. Te quiero, padre, pero a veces me cuesta admitirlo. El amor, en nuestros momentos más difíciles, se ha convertido en una mezcla de admiración, desencanto, esperanza y resentimiento.
Tu silencio a veces es un muro que me separa, una barrera invisible que me impide acercarme. He aprendido a descifrar tus gestos, a interpretar tus silencios, a leer entre líneas, a adivinar la verdad que se esconde detrás de tus palabras.
Las Marcas del Pasado
No podemos negar las cicatrices que nos han dejado las batallas de nuestra historia. He cargado contigo, padre, con tu dolor, con tus frustraciones, con tus miedos. He sentido el peso de tu silencio, la punzada de tu ausencia, el eco de tus palabras, tanto las que me han herido como las que me han levantado.
Pero también he sentido el calor de tu abrazo, he disfrutado de tu risa, he aprendido de tu fortaleza. He sido testigo de tu lucha, de tu perseverancia, de tu capacidad de levantarte después de cada caída. Ese es el legado que heredé de ti, padre: el valor para enfrentar los desafíos de la vida con la frente en alto.
Mirando Hacia el Futuro
A veces me pregunto si alguna vez entenderé completamente tus motivaciones, tus decisiones, las cosas que te han hecho ser quien eres. Tal vez no esté destinada a comprenderlo todo, pero sí a aceptarlo. A aceptar que eres humano, con tus luces y tus sombras, con tus fortalezas y tus fragilidades.
Aceptarte tal como eres, padre, es un acto liberador que me abre camino hacia la comprensión. Es un camino a la paz, a la reconciliación, al perdón. Y es en este camino, con el corazón abierto, donde espero sanar las heridas del pasado y reconstruir un puente de comunicación con el hombre que me dio la vida, el hombre que me ha acompañado a través de tantas tormentas y victorias.
Image: www.alliedcars.com.au
El Viaje Continúa
A pesar de los altibajos, de las distancias y los silencios, mi amor por ti sigue presente y latente, como un fuego que se niega a apagarse. Espero que esta carta encuentre un espacio en tu corazón, que te haga pensar, que te ayude a comprender de dónde vienen mis emociones, de dónde viene mi necesidad de conectar contigo.
Te pido, padre, que me permitas acercarme un poco más, que me des la oportunidad de conocer al hombre que esconde detrás de su coraza. Te pido que me permitas romper el hielo, que me permitas mostrarte mi corazón, tal como es, con sus cicatrices y sus anhelos, con sus alegrías y sus tristezas.
Tal vez esta carta sea solo un pequeño paso en este viaje que nos ha tocado vivir, un viaje lleno de emociones encontradas y de secretos aún por descubrir. Pero es un paso que doy con la esperanza de que, juntos, podamos construir un futuro más feliz, un futuro donde el amor sea nuestro principal lenguaje de comunicación.
Carta A Un Padre De Su Hija
Palabras Finales
Espero que esta carta sirva no solo para expresar mis sentimientos hacia ti, sino también para inspirar a otros hijos a expresar lo que llevan en su alma. Escriban a sus padres, llamen, visiten, conecten. No esperen a que sea demasiado tarde.
La vida es corta. Y a veces, las palabras más importantes son las que nunca se pronuncian, las que se quedan atrapadas en el silencio de nuestros corazones. No permitamos que el silencio nos separe, que nos impida construir el puente de entendimiento que tanto necesitamos.
Escribamos a nuestros padres, antes de que sea demasiado tarde.